Según revela un análisis con pacientes con síndrome metabólico, los niveles bajos de vitamina C parecen alterar el papel del eje intestino-hígado en la transmisión de vitamina E y la biodisponibilidad que es crucial para prevenir la inflamación.

Publicados en la revista científica Redox Biology, los descubrimientos del equipo probablemente ayudan a explicar por qué estos pacientes, que tiene niveles bajos de vitamina C, tienen un elevado riesgo de sufrir disfunción y lesiones hepáticas que se han observado en la enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHNA).

 

“La vitamina C protege la vitamina E, por lo que cuando tienes peroxidación lipídica la vitamina E se consume y la vitamina C puede regenerarla”, cuenta Maret Traber, miembro del equipo de la revisión y profesora en el Colegio de Salud Pública y Ciencias Humanas de la Universidad Estatal de Oregón (EE.UU.).

 

“Si no tienes vitamina C la vitamina E se pierde y después pierdes ambos antioxidantes y también terminas en un círculo vicioso en el que se agota tu protección antioxidante”.

Aliviando los niveles de endotoxinas en la sangre

El análisis apunta a una mejora de los niveles de vitamina C como método para aliviar la endotoxemia (la presencia de endotoxinas en la sangre) y su consiguientes respuestas proinflamatorias que pueden desencadenar resistencia a la insulina y trastornos metabólicos relacionados.

 

Junto con los compañeros de la Universidad de Iowa (EE.UU.), el objetivo final es traducir los beneficios de la vitamina C en nuevas estrategias nutricionales para ayudar a reducir la creciente carga del síndrome metabólico en la salud pública además de proporcionar a los investigadores nuevas técnicas para evaluar las funciones del hígado-intestino.

 

Los datos extraídos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) indican que los adultos obesos ingieren entre un 5 y un 12% menos de micronutrientes además de tener una mayor prevalencia de deficiencia de nutrientes en comparación con los adultos de peso normal.

 

En particular, la ingesta de vitamina C es escasa entre las personas obesas, siendo el 8% de las mujeres y el 13% de los hombres los que tienen concentraciones circulantes que indican deficiencia de vitamina C.

 

A pesar del reconocimiento general de que el estado nutricional del síndrome metabólico está comprometido, los profesionales de la nutrición y la salud no recomiendan el uso de suplementos antioxidantes debido a la falta de evidencias científicas que demuestran los beneficios para la salud.

 

La investigación también apunta a la composición de la microbiota intestinal como un factor importante en el inicio de la enfermedad.

La influencia del Mediterráneo

En un estudio, se observaron cambios beneficiosos en la composición de las bacterias intestinales en pacientes con síndrome metabólico que siguieron una dieta mediterránea durante dos años.

 

Al comienzo del estudio, la abundancia de los géneros Bacteroides, Eubacterium y Lactobacillus en los pacientes con síndrome metabólico era mayor que en los pacientes de control sin síndrome metabólico.

 

Tras el consumo prolongado de la dieta mediterránea, las poblaciones de P. distasonis, B. thetaiotaomicron, F. prausnitzii, B. adolescentis y B. longum se recuperaron en los pacientes con síndrome metabólico en comparación con la composición de la microbiota de las personas con síndrome metabólico asignadas a una dieta baja en grasas.

 

Además, la disminución de los niveles de lipopolisacáridos (LPS) y la supervivencia libre de eventos cardíacos se relacionaron con la adherencia a la dieta mediterránea, especialmente en aquellos que comían frutas y legumbres, que son importantes fuentes de vitaminas C y E, respectivamente.

 

“Lo que estos hallazgos realmente quieren transmitir a las personas es que después de la temporada festiva de comidas ricas, en enero, es necesario comer comer frutas y verduras,” dijo la Dra. Traber.

 

“Come de 5 a 10 porciones al día y obtendrás la fibra, obtendrás la vitamina C y protegerás tu intestino con todas esas cosas buenas.”

 

El equipo también señaló a la suplementación vitamínica como una forma de mejorar la salud del hígado, destacando la administración de suplementos de vitamina E en personas con esteatohepatitis no alcohólica (EHNA, por sus siglas en inglés).

 

Referencias

 

Traber MG, Buettner GR, Bruno RS. The relationship between vitamin C status, the gut-liver axis, and metabolic syndrome. Redox Biol. 2019 Feb;21:101091.